sábado, 12 de enero de 2013

Filloas o crepes gallegas.

   Hablar de Filloas es hablar de mi postre favorito, una deliciosa y fina masa que acepta cualquier relleno; ya sea dulce o salado.
   La filloa y la crepe francesa se diferencian principalmente en que la filloa se toma sola o acompañada con crema pastelera, en la antiguedad se cocinaban sobre una piedra caliente y en tiempo de matanza se le añade sangre de cerdo a la masa con lo que adquieren un sabor y un color particular, también la tradición gallega tiene su variante de caldo de carne en vez de leche. La crepe francesa se rellena de múltiples ingredientes y le añaden cerveza y una mantequilla típica de la bretaña francesa para que queden más crujientes y sabrosas.

   En realidad la historia de la filloa tiene su origen en Grecia y su extensión por europa necesita ser adaptada a los ingredientes de cada zona, de ahí que existan tantas recetas diferentes.

   Recuerdo acompañar a mi madre en la cocina y ver como de sus sartenes salían docenas de riquísimas filloas que hacían las delicias de todos los comensales. Recuerdo su destreza al mover la sarten y distribuir la masa, así como recuerdo la admiración de aquellos que, por su finura, degustaban con glotonería las famosas filloas de Carmen. Las pacientes manos de mi madre, que ya no sentían el calor en sus yemas de tantas ocasiones en las que daba la vuelta del exquisito postre, siguen regalando este espectáculo. El olor de la mantequilla derretida y la experiencia de sentarse a la mesa y saber que aunque no me gustase el plato principal, el día acabaría con un par de filloas solo para mí.

   La receta no tiene ninguna complicación, pero su elaboración en sartén requiere de mucha práctica. Con 11 años intenté por primera vez sorprender a mi familia con un desayuno gallego, pero más que filloas parecían tortillas francesas, de sabor imposible de describir y de textura viscosa. Mi primer intento fallido no fue más que eso; el primero. 
  Ahora, tras años de práctica, ya no siento el calor de las filloas en la yema de mis dedos, y mis comensales se sorprenden por su finura y delicioso sabor. Trataré en esta entrada de explicar su preparación y su receta con algún truco para que sorprendais en la próxima cena con este postre tan tradicional.



RECETA DE FILLOAS

2 HUEVOS
HARINA
AZÚCAR
SAL
MANTEQUILLA O MARGARINA
LECHE
CANELA (SI GUSTA, Y AL GUSTO)
AZÚCAR MORENO
ESENCIA DE ANÍS O VAINILLA (SI GUSTA, Y AL GUSTO)



PREPARACIÓN

Aquí es donde todos los que estais aprendiendo me odiareis, ya que todo es a ojo, pero intentaré explicarlo para que podais llegar a buen término.



Batir los dos huevos con el azúcar, unos 75gr que pueden ser más o menos dependiendo de cuan dulces te gusten.
Añadir una pizca de sal y batir.

Añadir la harina, unos 75 gr también. Batir hasta que quede una masa muy espesa y los ingredientes bien mezclados. Este fue el truco que me enseñaron para que no queden grumos y la pasta cuaje en la sartén. En este orden nunca falla!









Ahora, poco a poco, ir añadiendo chorritos de leche, batimos y seguimos añadiendo leche para licuar la masa. La consistencia debe ser líquida pero con cierto espesor.
En este punto de la masa podemos añadir esencias de sabores e incluso caco en polvo para darles un toque chocolateado!


Engrasamos la sartén con mantequilla, el fuego debe ser medio tirando a fuerte. Vertemos una cucharada y movemos circularmente para cubrir el fondo de nuestra sartén.



Cuando la masa cuaje y el borde comienza a tostarse ya le podemos dar la vuelta.



dejamos que se dore un poco y voilá!



A disfrutar de las filloas!solas, con azúcar, azúcar y limon, miel, mermelada de cualquier sabor, chocolate, nutella, nata, crema..jamón y queso...infinitas posibilidades de relleno para conseguir felicidad en estado puro!

A seguir creando y compartiendo!




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