martes, 23 de febrero de 2016

Nuestra leche no sale gratis

Mi leche no sale gratis, desde luego que no.
La leche materna tiene un coste, uno que muchas mujeres no pueden pagar, otras no están dispuestas y las que decidimos que es un precio que vale cada céntimo invertido lo pagamos no sin posponer proyectos, invertir tiempo y enfrentarnos a situaciones para las que nadie nos había preparado.
Para poder ofrecer a nuestros hijos la leche que naturalmente ha sido diseñada para ellos las mujeres en la mayor parte de Europa tienen que reorganizar su vida laboral y familiar.
En mi caso, tras la baja maternal, la única opción viable fue dejar de trabajar por lo que la lactancia materna me ha costado un salario mensual, más de 1200 euros. Si lo equiparamos a la leche de fórmula que supone un coste de unos 100/200 euros al mes echando por lo alto..podríamos decir que una semana de leche materna (un bote de formula) me cuesta 300 euros.
Con políticas de conciliación que tuvieran en cuenta lo que implican 6 meses de lactancia materna exclusiva, que amparasen a las mujeres que entendemos que hay 9 meses de gestación fuera del útero y queremos estar disponibles para nuestros bebés, que abrazasen la idea de que los padres son necesarios en esos meses como soporte fundamental para confeccionar juntos una buena base que asiente a la futura familia, políticas de conciliación que soporten otros modelos familiares que necesitan aun más urgentemente de otras facilidades para asegurar el mejor de los cuidados para los nuevos miembros de nuestra sociedad.Con esos cambios desde luego nuestra sociedad avanzaría a pasos agigantados.

Como me gustaría que se valórase cada gota de leche que las mujeres producimos.

El cuidado de los niños también cuesta dinero, una fortuna cuando se pone en manos de personas externas, no entiendo porque a estas alturas los países europeos no cubren económicamente a las mujeres y hombres que dejamos de trabajar para tal propósito.

Mi leche tiene un valor más allá del económico.  Mis cuidados tienen un valor más allá del económico, pero esta sociedad cree que es gratis, que porque la naturaleza permite que de mis pechos emane leche y de mis brazos amor ya no debo recibir compensación económica y pasar a depender de un marido o una tercera persona que nos sostenga.
Igualmente, para lidiar con el sentimiento de culpa y traer algo de dinero a casa, busco las mil y una para no ser un ingreso 0.

Ser madre, ser mujer, ser trabajadora, emprender, cuidar, amar, nutrir...
Nos enfrentamos solas a decisiones dificiles, siempre juzgadas, siempre menospreciadas.
Porque si das el pecho y dejas de trabajar, si das biberón y dejas de trabajar, si das el pecho y sigues trabajando, si dejas llorar o no, si crías con respeto o sigues patrones tradicionales más estrictos, siempre alguien sentirá el derecho de mirarte por encima del hombro.
Gratis.
Salimos gratis y algo así no muchos están dispuestos a perderlo.


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